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Exhumación en el Aguán: en búsqueda de la verdad

27 May, 2013

Del 23 al 26 de abril del 2013, el Proyecto de Acompañamiento internacional en Honduras (PROAH) acompañó a miembros del COFADEH (Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras) al Bajo Aguán, dónde se llevó a cabo la exhumación de una osamenta humana que fue encontrada  por campesinos en la finca Paso Aguán, en cercanías de la comunidad Panamá.

 El COFADEH, a petición de la comunidad y de los familiares de José Antonio Lopez Lara, desaparecido el 29 de abril del 2012 en la finca Paso Aguán, solicitó a expertos de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) que practicaran la exhumación con la debida autorización de las autoridades judiciales de Trujillo, departamento de Colón, y el acompañamiento de la Fiscalía de Derechos Humanos de Honduras.

El abrazo de doña Elena es fuerte y acogedor. Su cuerpo delgado y ágil no demuestra sus 79 años; su mirada directa y aguda es la de una mujer que aunque sufrió durante toda su vida, hasta el dolor más grande de la desaparición de un hijo, no se puede resignar y sigue luchando para obtener justicia.

                                                                                            madre de López Lara

                                                                                            Doña Elena

La angustia de doña Elena y de su familia empezó hace un año, cuando José Antonio López Lara, un campesino de 46 años, desapareció el día 29 de abril de 2012. Salió de su casa en la comunidad de Rigores (Trujillo, Colón), para buscar pescado en el río Ilanga, cuyas aguas colindan con la finca palmera Paso Aguán, en aquel entonces en las manos del terrateniente Miguel Facussé Barjum. Según dice Saudi, la hija mayor de José Antonio, ya los guardias de Facussé habían amenazado a su padre con matarlo y desaparecerlo por acercarse a la finca.  El día de su desaparición, “alrededor de las 10 de la mañana, algunos campesinos del lugar dicen haber escuchado 4 disparos”[1]. Sin embargo, nunca se volvió a saber de José Antonio hasta el día 3 de abril de 2013 cuando se encontró una osamenta humana sepultada en una fosa clandestina en la finca Paso Aguán que colinda con la comunidad Panamá. El hallazgo de la fosa, a unos 200 metros del lugar en donde supuestamente José Antonio estuvo pescando, sugirió que pudiesen ser sus restos.

Antes de José Antonio López Lara, por lo menos tres campesinos relacionados con la finca Paso Aguán han sido reportados como desaparecidos. El 15 de mayo de 2011 desapareció Francisco Pascual López (37 años), mientras pastoreaba ganado. Un niño escuchó disparos, pero el cuerpo no fue encontrado. Entretanto Antonio Gómez (55 años), miembro del movimiento Nueva Vida de Rigores y campesino en la finca Panamá, desapareció en febrero de 2012 y el vigilante de la finca Panamá Lito Rivera (35 años) desapareció en el camino rumbo a su trabajo en la tarde del día 30 de enero de 2012.

Los guardias y los propietarios de la finca siempre impidieron a los familiares y amigos de los desaparecidos que buscaran los cuerpos que les permitiera esclarecer la verdad. Fue con la desaparición del dirigente campesino Gregorio Chávez, el 2 de julio de 2012, cuyo cuerpo sin vida fue hallado tres días después en la finca Paso Aguán, y con la recuperación de la finca por parte de los campesinos, que se constituyó una comisión encargada de la búsqueda de las demás víctimas y que, después de tres falsas alarmas, el 3 de abril de 2013 se halló otro cuerpo[2].

A pesar de que la familia de José Antonio López Lara acudió de inmediato a la posta policial para denunciar la existencia de la fosa ilegal, sospechando que pudiera tratarse de su pariente, la policía no dio seguimiento a la demanda. Por eso, aunque José Antonio no formase parte de ningún movimiento de lucha campesina en la zona, el Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA) y otras organizaciones decidieron no silenciar el hecho y se organizaron para que se exhumaran e identificaran los restos de forma oficial.

Primero, cercaron la zona y decidieron turnarse en grupos de 10 durante el día y de 50 hombres durante la noche para que nadie pudiera borrar las huellas de uno o quizás más de las víctimas del violento conflicto agrario que sigue en curso en la región. Después, empezaron el proceso formal para que se pudiera proceder con la exhumación. Primero, la petición fue presentada al tribunal de Trujillo por la Fiscalía Especial de Derechos Humanos, el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), los parientes de desaparecidos en el Bajo Aguán y el MUCA. Después, el tribunal de Trujillo  se encargó de finalizar el procedimiento. La exhumación se llevó a cabo el día 25 de abril. El proceso fue desarrollado por expertos de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG), el arqueólogo Leonel Paíz y la antropóloga Alma Vázquez.

Cuando, al amanecer, los expertos de Guatemala llegaron al sitio del hallazgo con los los miembros de COFADEH, acompañantes internacionales y los periodistas, la familia de José Antonio ya estaba reunida bajo una carpa: doña Elena, sus hijos, nietos y bisnietos y Rosa, la esposa de José Antonio, con sus dos hijos de 3 y 8 años. Junto a la familia, el lugar estaba vigilado por decenas de miembros de la policía preventiva y del ejército. Por un lado, familiares y defensores de derechos humanos sin armas, en búsqueda de una chispa de verdad; por otro lado, hombres armados y entrenados para la guerra.

                                                                                              contingente policial                                                                                                          Contingente policial

un militar de Xatruch III observa de cerca Militar de Xatruch III durante la exhumación

El sitio del hallazgo estaba marcado por una cruz de caña. Aquí, en la sombra de la palmera, empezó el proceso de exhumación. Leonel y Alma dieron órdenes seguras a los tres campesinos que les ayudaban en la excavación: midieron, marcaron, tomaron fotos, filtraron la tierra.

 Los expertos forenses colocan marcas antes de excavar

                                                                                         Los forenses empiezan la excavación

 Todos les seguíamos en silencio casi sin respirar, en una atmósfera irreal. Poco a poco, el alrededor se iba llenando de personas. Decenas de campesinos se habían acercado despacio hasta rodear el recinto con su abrazo de solidaridad y sus mantas rojas de protesta contra la militarización de la zona y la represión de su lucha. Y allí se quedaron, de pié y callados, todo el día.

 campesinos abservan el proceso

Campesinos observan el proceso

Entorno al mediodía, aparecieron los primeros rastros del cuerpo: las botas de goma y el cráneo, recostado sobre su mejilla derecha, como si durmiera. Y después la bolsa rayada, y la cuerda para pescar, que su misma esposa le había dado en la mañana, antes de salir de la casa, y el pescado, sepultado con él. “¡Es él!” exclamó una de sus hermanas “Ya lo sabía. Fue una corazonada. Desde el principio lo sentí que era él.” Doña Elena se acercó a la fosa y se abandonó en un largo llanto de liberación, cubriéndose la cara con un pañuelo blanco. A las cuatro de la tarde los compañeros enrollaron sus mantas y se marcharon en silencio, así como habían llegado. Después de un impactante ritual fúnebre y de las palabras fuertes del pastor Rigoberto Ulloa y del sacerdote jesuita Juan Colato,los restos óseos fueron conducidos a un vehículo de la Fiscalía, para trasladarlos a la unidad de Medicina Forense del Ministerio Público en Tegucigalpa, en donde, al día siguiente, los forenses llevarían a cabo los análisis morfológicos de los restos. El laboratorio certificado de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala se hará cargo de los exámenes de ADN para que la identificación sea completa.

 osamenta completa. Con características físicas y objetos encontrados se cree que es Jose Antonio López Lara

 Osamenta completa

No cabe duda que, al confirmarse de manera científica y oficial que la osamenta recuperada en la exhumación del pasado 25 de abril corresponde a la del desaparecido José Antonio López Lara, el movimiento campesino del Bajo Aguán obtendría una victoria importante en su lucha por la defensa de la tierra.

Fotos de Marvin Palacios: http://www.defensoresenlinea.com/cms/index.php?option=com_content&view=article&id=2558:imagenes-del-proceso-de-exhumacion-en-el-bajo-aguan&catid=42:seg-y-jus&Itemid=159


[1] Entrevista a Saudi, una de las hijas de José Antonio López Lara:  http://nicaraguaymasespanol.blogspot.com/2013/04/honduras-el-peor-castigo-para-el.html